Febrero, mes del amor. Así es, como poco a poco el amor se siente en el aire, para muchos todo esto es obra de la mercadotecnia, para otros es remontarnos a esa historia de San Valentín de Roma y su historia de amor incondicional.
Lo que sí es cierto es que el amor es el motor del mundo, por amor hacemos grandes cosas, y también grandes tonterías, pero es el sentimiento más poderoso y el más doloroso. Pero ¿en dónde empieza el amor? En una cita con el psicólogo, una de las cosas que más eco hicieron en mi interior fue ¿cómo puedes dar lo que no tienes? ¿Cómo puedes amar a alguien si no te amas primero a ti?
Nuestro primer acercamiento con el amor debe de ser el amor propio. Y en estos tiempos tan turbulentos, donde todo es incierto y temeroso, el amor y cuidado propio ha pasado a un tercer plano. Una amiga me puso una actividad de introspección para trabajar durante este 2021: un tablero de visión (vision board), pero personal para mejorar como individuo después de haber presentado algunas crisis existenciales durante estos 10 meses de confinamiento. Es una labor agotadora entrar en tu corazón y en tu mente, ver qué estás haciendo bien, qué estás haciendo mal, qué quieres mantener y en qué hay que cambiar.
El hecho de aceptar que no eres perfecta, pero que eres perfectamente imperfecta te lleva por un camino de dolor, lucha y auto aceptación. Y es en ese último peldaño de esa escalera de crecimiento donde está el amor propio.
Una vez que aprendiste a quererte, amarte y perdonarte; podrás mejorar tu relación con tu alrededor. Y yo empecé con la pareja, porque yo lo considero mi compañero de vida y uno de mis pilares más importantes. Todo fue, porque en muchas ocasiones vemos que el pasto del vecino es más verde. Y yo lo apliqué a las relaciones de pareja. Porque, en algunas ocasiones, uno ´piensa que las relaciones de los demás son mejores que la de uno. Pero olvidamos que el amor es como una planta que se debe de abonar y regar a diario. No hablamos de regalos, flores, chocolates y globos todos los días, me refiero a prestarle más atención a esa persona, a una hora de charla semanal, a ayudarlo a crecer y tomar en cuenta su deseos y anhelos.
Con esa base sólida de amor, es como florece al amor en la familia que llega hasta los hijos. Esos pequeños que lograrán tener una autoestima sólida y un amor propio, porque está viviendo y sintiendo como normal. Todo esto llena de amor a una familia, a una sociedad, a todo el mundo.
Y te das cuenta que todo empieza contigo, porque en el momento en que eres un poco egoísta y te pones como prioridad, las cosas van colocándose en el lugar en el que deben de ir. Porque todo empieza y termina con amor.
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