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Reencontrándome como mujer después del cáncer


Quisiera que reflexiones en: ¿Qué te define cómo mujer?

Seguramente pasaron muchas palabras e ideas por tu mente como por ejemplo; el ser delicada y bonita, el largo del cabello, la belleza, tener busto, el tono/timbre de voz, el ser ‘señorita’, ser esposa y poder tener hijos, el vestirte o usar cierto tipo de ropa y accesorios para así ser atractiva y que le llames la atención al hombre, tu función en casa o en el trabajo...


Te platico que todas estas características han sido importantes en mi vida porque son rasgos inculcados ya muy adquiridos que me hacen sentir bien y parte del género femenino. También, que por el hecho de haber pasado por un Cáncer Cerebral y el proceso que conlleva previo (síntomas), durante y posterior (secuelas) a esta enfermedad sufrí la pérdida de muchas de estas características con las que no me creía lo suficiente mujer y que ahora aprecio de manera distinta.

Cuando inicié con síntomas, uno de ellos fue la pérdida de balance. Este a un inicio no me molestaba mucho, hasta que inicié a darme cuenta que con los zapatos de tacón delgado que usaba batallaba más en terrenos muy disparejos o con piedras, luego con cualquier diseño en las banquetas y hasta batallar en terreno o piso plano. El usar esos zapatos era algo que me hacía sentir más elegante, más flaca o con mejor figura por la altura y hasta de cierta manera fuerte y balanceada por poder hacer tanto con ellos y aguantarlos todo el día; así que incluso este pequeño cambio de tener que ir adaptándome a usar tacones más bajos y anchos me entristecía porque pensaba que me hacían ver y sentir más vulnerable, menos arreglada / distinta, y no encajar en el estándar de nuestros círculos sociales.


Igualmente notaba este cambio en mi trabajo porque esa falta de balance me impactaba al tener que recorrer largas distancias entre las oficinas y plantas y sentía que la gente lo notaba y algunos se preocupaban porque veían que no caminaba normal; aparte del hecho de yo querer verme bien para mantener el reflejar cierta imagen corporativa y en especial en el área de Recursos Humanos en la que laboraba. También regresaba a mi casa después del trabajo ya más cansada y menos dispuesta de hacer la cena y atender a mi familia.


Unos días después de la operación me sentía bien y hasta mejor porque ahora ya no tendría algunos problemas físicos, pensaba que iba a estar al 100% como antes en habilidades, y me sentía hasta bendecida por salir más flaquita.

Siguiendo el proceso sugerido pasando la cirugía; me fui a tratar a Houston con la expectativa y esperanza de sanar lo que faltara para regresar a la normalidad de mi vida.


Pasando tres citas de radiación a pesar de que tenía algo de conocimiento de lo que podría suceder, que comienzo a perder el cabello y un par de días después, viéndome al espejo ahora con más kilos y antojos por medicamentos administrados., que me agarro el cabello para peinarlo y se desprende a montones sin siquiera jalarlos. Fui viendo por segundos el cambio hasta ser otra ‘peloncita’ por cáncer. Algo impactante que me dolió tanto que me dejé caer al piso llorando y así estuve por varias horas y también en días siguientes. No quería que nadie me viera así, y mucho menos mi marido. Estaba en completo shock y a disgusto con mi apariencia y lo que representaba a los demás verme así al ser mujer y esposa. Inmediatamente busqué alguna solución y me puse ropa más holgada, y compré peluca y bufandas de turbantes para tapar mi cabeza y que pudiera estilizar para buscar ese look femenino porque yo misma rechazaba mi realidad.


Cada fin de semana que me iba a visitar mi marido y hasta dormía con la bufanda puesta para que no se tuviera que despertar y ver la cabeza calva de su esposa en ese momento y a través del día. Sabía que iban a pasar meses/años para que desde cero creciera de nuevo mi cabello y verme mejor como la mayoría de las mujeres.

Además, para este punto ya estaba limitada en seguir trabajando en mi profesión porque ya no aguantaba mucho tiempo estar viendo la compu y también me estresaba y cansaba más rápido y de manera inesperada. ¿Qué pensarían de mí aparte pelona? Ya ni mis bufandas trenzadas que usaba en vez del turbante me levantaban un poco el ánimo por verme mejor y tapar mi realidad lo podrían arreglar. Igual, cansada de taparme, decidí que me estaba ocasionando una angustia muy grande y era mejor afrontar ese temor de mi apariencia; y así con cabellitos apenas saliendo, me destapé mi cabeza en la cena de mi despedida laboral. Por supuesto que hubo miradas, pero no comentarios al respecto en esos momentos porque también era algo conocido de las radiaciones del cáncer, y fuera de esa incomodidad logré sentirme más tranquila y real.

Posterior a la rehabilitación física en la que te haces más consciente de tus pérdidas para poderlas trabajar/corregir; inicié un rol totalmente diferente de ya quedarme en casa en vez de salir a trabajar y con habilidades físicas y mentales ‘reducidas’.


No me hallaba siendo solamente ama de casa por mis hábitos laborales y por pensar que eso me limitaba y dudaba de mi capacidad, de nuevo me sentía no suficiente.

¿Cómo me iban a querer y aceptar? Estaba devastada y aburrida de mi vida en casa sin poder hacer mucho, así que decidí aprovechar el tiempo de sobra y leer (siempre quiero y no me doy el tiempo/prioridad) y al leer un libro para aprender a dibujar que era informativo, ilustrativo y de práctica, me di cuenta de una habilidad escondida con la que inicié a dibujar y luego a pintar. Esto me mantenía ocupada y enfocada en otros temas al mismo tiempo de disfrutar de sus demás beneficios terapéuticos que no conocía anteriormente. Ahora vendo mis pinturas y he creado una Fundación de apoyo contra el Cáncer Cerebral. Me reconozco más fuerte y con capacidad de hacer más con mi cuerpo y mente.

En su momento, ni se diga de mi rol como esposa y mamá cada vez que no podía cargar a mi hija para transmitir como mujer ese amor maternal, o estar más tiempo con ella porque me aturdía del cansancio; y que también impactaba en no cumplir ese rol como mamá y esposa al no estar trabajando y ser ama de casa sin poder en realidad llegar a serlo en su totalidad con el cansancio constante, los dolores de cabeza y debilidad física, etc.

Poco a poco fui perdiendo a mayor nivel esa auto-imagen con la que iba desvalorizándome sin darme cuenta por estarme comparando y pensando en que las personas y cosas deberían ser de cierta manera. Mis pensamientos y movimientos seguido eran limitados en la mayoría de los aspectos de mi vida y perdí el sentido. Con esto me aislaba, me victimizaba demás y egoístamente; así como también me escudaba evadiendo, escondiendo, quizá aparentando por miedo, para lograr ser de cierta manera ante los ojos de los demás y los propios. Gracias a Dios ahorita estoy sana, tranquila, realizada en mis actividades en casa y logros de mis sueños/proyectos de vida.


Por más que refute que no te define tal cual lo que tienes o sientes sino, lo que en realidad te define es lo que eres. Todas esas factores mencionados a un inicio nos son significativas porque están ligadas/atribuidas a estándares socialmente impuestos, representativos al género y que llevamos lo humanos siguiendo por siglos... que si tienes ciertas preferencias en juguetes, deportes o profesión, si tu talla es S o XL, que si tiene ciertos atributos físicos, la ropa, el maquillaje, el dedicarte a casa que es igual una entrega de amor igual de trabajosa que un empleo aunque de otras maneras, los olores, el color rosa vs azul u otros tonos que además llaman ‘indefinidos’ desde antes de nacer etc; que hacen alusión al género humano., etc. Vivimos en un mundo donde existen ideales, egoísmo, expectativas y prejuicios y se nos exige así como nosotros mismos lo hacemos.

Reflexionando y con el tiempo me di cuenta que lo mejor era superar esas imágenes tan implantadas y que me alejaban de una realidad bastante notoria y simple. El hacerme más consciente aceptando y reconociéndome en mi actual situación, el buscar desde donde estoy sentirme bien para poder mostrar sonrisas sinceras, buscar mi salud sin enfocarme a la comparación social de los kilos., si no a los que me hagan sentir en bienestar; nutrida y fuerte; saber que soy todo lo que puedo ser y dar y amarme de esta manera y sin careta.

Soy una mujer por mis rasgos físicos; y también por otros que nos caracterizan como el ser más sensibles y amables, así como más luchonas.


¿Qué hice o logré?

  • De nuevo tener un arreglo personal

  • Unirme más a mi familia al aceptarme

  • Apertura y cercanía a la fe por el amor recibido y agradecimiento de lo que he logrado y de lo que me he podido dar cuenta siendo ahora una mejor persona y mujer.

  • Con esa constante lucha interna surgieron nuevos propósitos/objetivos de vida en los que quiero ayudar a otros y compartir al menos un rayito de luz de toda la que Dios me hizo llegar con su amor.


Me gustaría que ahora pienses en otras preguntas:

  1. ¿Cómo es el cabello de las mujeres que conoces, y hace diferencia?

  2. ¿Qué ropa te gusta y te hace sentir mejor, el que la uses te afecta o a los demás de manera negativa?

  3. ¿Cuál es tu color(es) favorito(s), te hacen ser mujer?

  4. ¿A tus familiares y amig@s los quieres por sus características físicas?


Te comparto 5 de muchos aprendizajes que tuve en este proceso:


  • Sé tu mismo, no te tienes que mostrar con otra careta al mundo solamente por encajar en lo que es más común/ un estereotipo. Que no te de miedo mostrarte como eres sea o no una situación pasajera como la que viví por mis radiaciones. Vales más de lo que piensas así tal cual eres.


  • Cuando te enjuicien o te hagan comentarios que te agüíten, no te desvalorices por rasgos que no te definen o que definen los demás en ti; también sin conocer. Un día en el súper, después de como un año y medio de estarme recuperando; un señor adulto mayor se acercó a decirme que al verme no sabía si era una niña y que cómo me atrevía a usar un cabello tan cortito y siguió diciendo en manera de queja, que estas generaciones de hoy y las nuevas modas etc... Respire profundo porque me di cuenta que me molestó y entristeció su comentario de modo en que él no sabía que GAD ya me estaba creciendo el cabello, pero también las generaciones anteriores tuvieron sus costumbres y modas; y definitivamente eso no quería decir que no fuera una mujer. Por lo que es importante no personalizar todo lo que escuches o piensen los demás. Le acabé platicando que tuve Cáncer y hasta pidió perdón.


  • En mi experiencia con la ropa... Si algo está en tu posibilidad, te gusta y tiene un impacto positivo en tu vida y fuera; no hay un por qué real que impida el que lo tengas o uses. Como fue el caso de mis zapatos de tacón, que hice ajuste a más bajos y gruesos para soporte y estabilidad, pero siguen siendo como parte de mí. Sigue adelante sin olvidarte de cuidarte a ti misma para no afectar a otros.


  • Recuerda que siempre hay otras maneras de verte, sentirte y demostrarte como mujer. Yo busqué verme bien por ejemplo personalizando el uso de paschminas/bufandas de diferentes colores y trensarlas o hacerlas en forma de flor; en vez de pelucas y turbantes. Hay maneras, pero hay que buscar cómo.


  • Por último, la mujer puede ser más platicadora, sensible, cuidadora de casa, y con sus rasgos físicos, pero también es un ser que puede llegar a hacer lo que se dispone, un ser fuerte que también trabaja; puede tener de ambos mundos... En lo personal encontré un mayor sentido en mi vida al tener un trabajo,. sí al inicio el irme acostumbrando y a mi rol en la casa, cuando me arreglo más aunque ya no doy el peso que le daba al ser flaca/gorda/fit, pero sobre todo al ocuparme en lo que me hace ser consciente y sentirme realizada al perseguir mi sueño y satisfecha de ayudar a los demás y sentir amor de mi misma, mi familia y Dios. Estoy en casa y persiguiendo ese sueño de ayudar a más personas en situaciones similares. Me siento muy bendecida y mas capaz por ser una mujer que sabe dar y recibir de manera consciente.



Conoce a Ana Cristina Sánchez

Graduada de Estudios de Psicología Organizacional en el 2007 del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.


Certificada de estudios de Diplomado en Tanatología en el 2019 de la Fundación Elizabeth Kübler-Ross - en convenio con el Tecnológico de Monterrey.

Pintora (www.cristys.com); me he dedicado a este arte después del Cáncer., así como a la Fundación para el apoyo al cáncer cerebral (Fundación AlcanC: www.alcanc.org)


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