Autocompasion, ¿aliada o enemiga?

Hoy en tiempos difíciles y de sobrevivencia, decidí abordar este tema puesto que se puede dar que al estar solos, aislados o encerrados lleguemos a sentirnos víctimas de la situación y llevar esto a extremos.
Empiezo con definiciones. La compasión es el sentimiento de empatía y comprensión con respecto al sufrimiento o situación difícil de otra persona. Cuando el sentimiento es hacia nosotros mismos, hablamos de la autocompasión.
El típico “pobre de mi”. Sentir pena por nosotros es una emoción relativamente habitual y en muchas ocasiones inconsciente.
Si fracasamos en un proyecto, pasamos por alguna tragedia, nos sentimos afligidos y nosotros mismos nos consolamos, nos compadecemos y hasta cierto punto es normal. Es una manera de aliviarnos, de dialogar internamente para calmar nuestro ánimo.
Si este mecanismo de apoyo es repetitivo y frecuente, es posible que tenga otro significado, puede que sea una manera de llamar la atención de los demás (nos autocompadecemos para buscar la compasión de los otros). Otra razón de esta conducta sería el caso de una baja autoestima o, dicho en otras palabras, como alguien no se quiere lo suficiente acaba sintiendo pena por sí mismo y cae en la autocompasión. En psicología consideramos este proceso mental como algo destructivo, y así la baja autoestima y la autocompasión se alimentan uno al otro y llevan al desánimo y a la depresión.
En ocasiones la autocompasión funciona como un mecanismo de defensa y sentimos pena para no asumir responsabilidad ante un problema. Es una manera de autoengañarnos, ya que en lugar de centrarnos en soluciones, proyectamos en nosotros una actitud protectora y compasiva.
En la vida cotidiana la autocompasión recibe otras denominaciones. Diríamos que la persona "se hace la víctima". El victimismo es un comportamiento que implica cierto peligro. En primer lugar, nos consideramos víctimas de algo y, en segundo lugar, nos lamentamos por ello. El problema consiste en que tal vez no seamos víctimas, sino los causantes de un problema. Quien se presenta como víctima, se autoconvence de que su sufrimiento está provocado por los otros o por un motivo ajeno a él, por lo que este tipo de excusas son valoradas por los psicólogos como un comportamiento egocéntrico (su egocentrismo es muy particular, porque no se fundamenta en la vanidad sino en la idea del protagonismo de la víctima).
No hay una descripción definitiva sobre el sentimiento de autocompasión y cada individuo lo experimenta de una manera muy personal, aunque lo mejor sería no experimentarlo porque no lo necesitamos. Lo importante aquí es encontrar el balance para que esta autocompasión sea solo durante momentos difíciles, o en situaciones complicadas y no en nuestra vida en general.
Recuerden que cualquier duda, comentario o apoyo que necesiten me pueden contactar vía Instagram en @terapeutapsicologica.

Conoce a Laura Chávez:
Licenciada en Psicología con experiencia en los ámbitos clínicos, educativos y laborales.
Trabajó como terapeuta durante 4 años con pacientes con trastornos de la conducta alimenticia así como terapia con mujeres adolescentes y adultas. Posteriormente trabajó durante 5 años con niños de preescolar y adolescentes de secundaria. Por último en empresas como Gerente de Recursos Humanos.
El estilo de corriente terapéutica que utiliza es el cognitivo-conductual, el cual es trabajo en las situaciones presentes del paciente de la mano de un trabajo en el entorno de este mismo. Reconoce que es importante estar en constante búsqueda de la salud emocional junto con la salud física para lograr un sano estilo de vida.