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Mes del Padre, felicidades a ellos y ellas también

Autora: Paola Del Real


En este mes del padre, felicitamos a todos los padres que cumplen con su función del cuidado y atención a sus hijos y participan con su manutención, como también a esas mujeres que solas, se hacen cargo de sus hogares como jefas de familia, ya sea porque el padre no vive en el mismo lugar o porque no está presente en la vida de los hijos por alguna razón.

En las últimas décadas, los hogares han cambiado. Las jefas de familia han aumentado un 12% en los últimos 20 años (Gaceta UNAM, 2020) y el Censo de Población y Vivienda (2020) señala que a nivel nacional en 33 de cada 100 hogares en México, las mujeres son reconocidas como jefas de familia. Esto significa 11,472,983 hogares en el país.

La siguiente gráfica muestra el aumento en los hogares con mujeres, como jefas de familia, entre el 2010 y el 2020.



Esta cifra refleja un sinnúmero de realidades colaterales. El tiempo

que la mujer puede dedicar al trabajo, el tiempo que alcanza a dedicar a sus hijos, el apoyo insuficiente de guarderías, si tienen acceso a familiares o a contratar a alguien que les apoye con el cuidado de los hijos, y entre todas estas responsabilidades, su cuidado personal, muchas ve


ces queda al final.


Las mujeres se quedan con la responsabilidad del cuidado de los hijos, así como de gran parte de la manutención de los hogares y esto es un costo que pagamos todos culturalmente, ya que aumenta la brecha de género y la desigualdad. Sube el techo de cristal, al no poder dedicar m


ás tiempo al trabajo, pues divide su vida en desigual en el cuidado de los hijos. Muchas mujeres se desgastan para poder mantener a sus hijos y además sufren la culpa de estar lejos de ellos para poder trabajar.



Esta situación ha existido siempre, quienes lo vivieron en su infancia tienen diferentes recuerdos. Algunas de mucha incertidumbre, de momentos difíciles y junto a estas historias hay muchas más, distintas todas y definitivamente con mayor o menor complejidad. KA y AG comparten sus experiencias.


Lo tengo muy claro y muy presente, hice un contrato yo sola conmigo, cuando mis papás se separaron y mi mamá batalló. Lo que yo veía que ella tenía que hacer para poder ganar dinero, era super pesado. Fue una lección de vida, lo que viví con ellos fue fundamental y aprendí que yo no voy a depender de alguien más para poder comer, yo tengo que tener una estabilidad y voy a valerme por mí misma, mi familia no va a depender de un solo ingreso. (KA)

Cuando mi mamá se divorcia, ahí sí hubo necesidad de amarrarnos tantito, pero fue momentáneo, yo empecé a trabajar luego luego en diferentes cosas, cuidaba a mis primos, en una nevería...entonces aprendí a no pedirle dinero a mi mamá y yo me hice muy independiente. Si quería ir cenar con mis amigos, ir al cine o comprarme algo que no estaba dentro de la ropa normal, pues yo me lo compraba, ahorraba, hacia mis planes y todo, para lograrlo. (AG)

Estas hijas de mujeres cabezas de familia, que hoy son adultas aprendieron a ser independientes y no depender de nadie para lograrlo. Apostaron por su educación y cruzaron la frontera hacia la independencia económica. El día de hoy, solas o acompañadas son mujeres independientes y lo aprendieron con los modelos de sus madres en la infancia.



Otras mujeres lo han experimentado a partir de sus separaciones, viudez o divorcios y son jefas de familia, en sus propias casas o regresando al primer hogar, con el apoyo de los padres, más con responsabilidades económicas completas. Las mujeres comentan “Yo pago los recibos, pago el super, pago la muchacha, y pues como no pago renta, pues yo pago estos gastos” (AS). Así también con la responsabilidad de hijos pequeños, “[cuando me separé...] estuve en una situación inestable de pareja, y yo me hice la promesa de que era yo con mis hijas, [...me dije] soy yo, yo soy la que paga la escuela, yo soy los seguros, yo soy la de la comida, yo soy la ropa, yo soy todo. Él es lo extra.


En la historia o en el presente, existen muchas mujeres a cargo de sus hogares, la diferencia socioeconómica marca una desigualdad tremenda en el acceso a educación y trabajo y es tarea de todos abrir los ojos y reconocer a estas mujeres cuya realidad es distinta, trae un esfuerzo doble en la crianza y vida laboral y es evaluada con la misma vara que se mide a todos los demás.


No se pueden pedir excepciones, si buscamos igualdad, pero si queremos la equidad, sí se pueden reconocer las diferencias y buscar la flexibilidad en las empresas para quienes cubren el rol de papá y mamá en el hogar. Horarios flexibles, evaluaciones por resultados, banco de horas, golden hours, estrategias para que las mujeres tengan las condiciones de trabajar, aprovechar su potencial y manejar su rol de vida en la crianza.


El esfuerzo para llegar a la equidad está en todos, hombres y mujeres, para que juntos generemos plataformas para el mejor desarrollo femenino, libre y equilibrado.


¡Feliz día a todos los padres y a las madres únicas en el hogar, también!





Paola Del Real

Doctora en Estudios Humanísticos por el Tecnológico de Monterrey, maestra en Psicología Laboral y Organizacional por la UANL y licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación por la UDEM, con diversos estudios en Psicología Positiva, Desarrollo Humano y Gestalt. Cuenta con más de 20 años de experiencia en grupos académicos y empresariales como experta en comunicación, liderazgo, equidad de género y desarrollo humano.

@delrealpaola





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